Mónica Itargaz llega a Aria II con un espíritu combativo que ella define como desenfrenado, lo necesitara. Su tarea es controlar al astuto Mariscal Alejandro a quien llaman el relámpago negro. Físicamente Monica eran tan bella como irritable, en algunas ocasiones tenía un carácter inadaptado, era una de esas personas que siempre conocen la respuesta a cualquier pregunta, que en las discusiones se convierten en perros de pelea que defienden su postura hasta que consiguen completar su argumento y garantizar que ha ganado la discusión.
Igual que Alejandro ella era un soldado profesional, pero su fuerte no radica en la osadía si no en la planificación y preparación. Mónica no es conocida cuando la eligen para comandar el ejército Ario en Benab, ella cree que estar lista para asumir el mando, pero Helena aun tiene sus reservas.
Helena no pensaba que Mónica estaba capacitada, pero Mónica estaba segura de sí misma y estaba dispuesta a demostrar que era capaz.
Al día siguiente de su llegada, Mónica reúne a los oficiales más veteranos totalmente desmoralizados y les dice que no habrá más retiradas.
“Aquí resistiremos y lucharemos, si no podemos quedarnos vivos, moriremos en este lugar, Acabaremos con Alejandro de una vez por todas. Mis órdenes no se discutirán, nada de quejas, se hará lo que yo diga y nada más”
Eso les subió la moral, a los oficiales y soldados. Mónica sabe que el ánimo es muy importante, los guardias creen que Alejandro está por encima de sus líderes, mucho menos osados. El respeto que los guardias imperiales sienten por Alejandro es mayor que el que nunca han sentido por cualquier otro enemigo desde la época de Asran. Creen que nunca podrán vencer a Alejandro.
Mónica decide ponerse una de las boinas que llevaban los guardias de los tanques. A sus soldados les encantaba esa boina por que llevaba la insignia del general junto a la insignia del regimiento blindado, todos sabían que era Mónica, ahora ya era famosa y su figura seguía ganando importancia.
Mónica estudia las tácticas del enemigo y para su sorpresa se da cuenta de que Alejandro se está volviendo predecible.
Igual que Alejandro ella era un soldado profesional, pero su fuerte no radica en la osadía si no en la planificación y preparación. Mónica no es conocida cuando la eligen para comandar el ejército Ario en Benab, ella cree que estar lista para asumir el mando, pero Helena aun tiene sus reservas.
Helena no pensaba que Mónica estaba capacitada, pero Mónica estaba segura de sí misma y estaba dispuesta a demostrar que era capaz.
Al día siguiente de su llegada, Mónica reúne a los oficiales más veteranos totalmente desmoralizados y les dice que no habrá más retiradas.
“Aquí resistiremos y lucharemos, si no podemos quedarnos vivos, moriremos en este lugar, Acabaremos con Alejandro de una vez por todas. Mis órdenes no se discutirán, nada de quejas, se hará lo que yo diga y nada más”
Eso les subió la moral, a los oficiales y soldados. Mónica sabe que el ánimo es muy importante, los guardias creen que Alejandro está por encima de sus líderes, mucho menos osados. El respeto que los guardias imperiales sienten por Alejandro es mayor que el que nunca han sentido por cualquier otro enemigo desde la época de Asran. Creen que nunca podrán vencer a Alejandro.
Mónica decide ponerse una de las boinas que llevaban los guardias de los tanques. A sus soldados les encantaba esa boina por que llevaba la insignia del general junto a la insignia del regimiento blindado, todos sabían que era Mónica, ahora ya era famosa y su figura seguía ganando importancia.
Mónica estudia las tácticas del enemigo y para su sorpresa se da cuenta de que Alejandro se está volviendo predecible.
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