Mientras Alejandro se prepara para el siguiente movimiento,
Mónica se alista para realizar un ataque, tras varias semanas de entrenamiento
sus tropas están en plena forma y llega la pieza que completara el
rompecabezas, reciben un regalo de los cardelianos: tanques valquisher T-2.
Con la llegada de 300 tanques y refuerzos Mónica
disponía de 1000 tanques y Alejandro solo de 500, sus cuatro regimientos
doblaban a los efectivos de Alejandro. Pero dar de comer a todos esos hombres
adecuadamente no era tarea fácil.
Mónica tiene la ventaja de luchar cerca del puerto
espacial del que se abastece. La gran dificultad a la que se enfrenta Alejandro
es mantener bien alimentados a sus hombres y obtener suficiente combustible y
munición. Cuanto más se acerca a Benab mas se aleja de los puertos que
controla, se ha extendido demasiado. Además los cruceros imperiales bombardean
a las naves que contienen sus provisiones, equipar a sus tropas se convierte en
un problema.
Los ejércitos dependen del estomago de sus tropas
pero los alimentos son cada vez más escasos y los hijos de la malicia y los
renegados tienen una dieta menos variada que los arios. Los hijos de la malicia
rara vez necesitaban comer pero tras la larga campaña ahora deben comer como
los mortales que son, se ven obligados a comer las raciones de los renegados,
comen carne artificial en conserva que más parece pescado viejo que otra cosa y
las acompañan con barras nutrimentales que nunca caducan pero que son muy
duras. Los arios y en general todas las tropas del sector agria se alimentan
mucho mejor, comen carne de vaca enlatada junto con verduras y pueden comer
seguido y abundante.
Las líneas de provisiones de los hijos de la
malicia finalmente fueron cortadas por Mónica quien los superaba en número de
hombres, tanques y aviones, la guerra relámpago de Alejandro se detiene tiene
que pensar en algo nuevo.
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