Helena de Cardel

No tenemos un líder, el gobernador de Cracia ha muerto y no tiene herederos, la guerra se acerca por el sur desde donde Césare Ataráz , el avaricioso rey de Cardel, ha vuelto de sus victoriosas campañas en las que ha conquistado Vades y Aria II, ahora que dirige su atención hacia Cracia la sombra del miedo atraviesa las montañas de las tierras altas de Cracia, las tropas rebeldes cuentan con miles de fusileros, cientos de guerreros a caballo y docenas de armas de asalto, nosotros los cracios solo tenemos, un grupo de soldados sin entrenamiento que ni siquiera saben desfilar en línea recta.

Debemos actuar rápidamente, si tenemos alguna oportunidad de resistencia debemos formar un ejército cueste lo que cueste.

Cracia ya cuenta con algunos soldados, pero si queremos hacer frente a las ambiciones de Césare, necesitaremos muchas más tropas y mucho mas oro en nuestros cofres, los ancianos robles y piedras que nos rodean estarán pronto manchados por la sangre de nuestros hombres.

Un ejército avanza al ritmo de su estomago o eso dice un viejo refrán, los hombres de cracia se han dedicado a la agricultura y al pastoreo durante años, pero conseguir suficiente comida para alimentar un ejército es mucho más complicado, sin una economía fuerte las magras tropas que hemos reunido se desintegraran otra vez.

Césare Altaráz, a pesar de su mala reputación, ha demostrado en Vades, Aria II y Cardel, que sus tácticas militares son muy efectivas aunque también crueles y despiadadas, es un enemigo a quien debemos temer.

Los rebeldes han saqueado la ciudad de Wickt, podría llamarlo batalla pero fue más bien una masacre, hasta que no organicemos nuestro ejército continuaran estas derrotas, rezo al emperador para que estemos preparados cuando llegue Altaráz.

En las tierras altas se habla con preocupación de las escaramuzas entre los rebeldes y los imperiales, esta semana hemos perdido la ciudad de Dumbar, los defensores cracios rompieron filas y huyeron.

Los rebeldes tienen un ejército más numeroso y mejor preparado, para enfrentarnos a ellos necesitamos reclutar a mucha más gente que aprenda a usar el fusil, la espada o el cañón, debemos convertir a estos pastores en guardias imperiales.

Ahora que tenemos milicias estacionadas en las fronteras, los rebeldes han disminuido el número de sus ataques, pero enfrentarnos al ejército de Altaráz es una cosa muy distinta, el malvado rey cardeliano, todavía no ha hecho uso de sus famosos basilisk tormentus, nuestras milicias no podrán hacer nada frente a ellos, vamos a necesitar armas más avanzadas.

Desde el sur llegan rumores de una dama que comanda los ejércitos imperiales, si esta mítica señora puede detener durante algún tiempo el ataque de los rebeldes tendremos tiempo de fabricar las armas que necesitamos, nuestros herreros están forjando espadas y las forjas construyen fusiles y balas.

Altaráz ha invadido y saqueado la ciudad de Pert y lo que es peor aun ha capturado la legendaria espada de la coronación y se ha auto proclamado rey de Cracia si no podemos conseguir una victoria pronto los guardias imperiales cracios estarán demasiado desmoralizados para oponer alguna resistencia.

Si esa mítica dama cardeliana existe espero venga con sus tropas hasta Sterling donde tendrá lugar la próxima batalla.

Ya hemos dejado atrás las pequeñas escaramuzas ahora nos preparamos para la guerra, el villano, Césare Altaráz, está preparado para cruzar el rio ferris y amenaza la ciudad de Sterling con un ejército de hombres de infantería, caballería pesada y una docena de basilisk tormentus, nuestro ejército, recientemente formado, se dirige hacia el sur para fijar nuestra base y atacar a los rebeldes antes de que puedan preparar sus tropas.

Sterling fue nuestra primera gran victoria, mientras defendíamos la orilla, llego a nosotros la noticia de que el puente de Sterling estaba en manos de tropas cardelianas lideradas por la mítica dama de quien tantos han hablado, ahora conocemos su nombre: Helena de Cardel.

Césare Altaráz dice que Helena es una traidora y una criminal pero Helena responde que no puede ser una traidora porque nunca ha jurado lealtad a un rey rebelde. Con Helena al mando de nuestros ejércitos los hombres luchan con un vigor renovado, quizá vaya a cambiar la suerte.

Tras la batalla de Sterling nuestras arcas vuelven a estar vacías, por lo que necesitamos fortalecer nuevamente nuestra economía antes de marchar al sur a las tierras tomadas por los rebeldes, necesitamos solidificar nuestras rutas de comercio con los pueblos y ciudades amigas.

Una vieja leyenda local cuenta que hay una reliquia sagrada escondida al este de Sterling, si obtuviéramos este objeto para el ejército de Helena la moral cracia y cardeliana mejoraría mucho.

Una vez que la lanza de la inquisición está a salvo en el templo del emperador, los hombres afirman que hemos sido bendecidos por el emperador, ahora nuestro ejército cuenta con una oportunidad y nos preparamos para enfrentarnos nuevamente a los rebeldes, Cracia ya tiene basilisk tormentus y coraceros para hacer frente a los de Altaráz.

Nos dirigimos al sur, hacia Pert donde nos reencontraremos con el ejército de Helena y planearemos nuestro ataque conjunto al fuerte rebelde.

La única manera de atacar las pantanosas tierras bajas de los alrededores de Pert es levantar un fortín y construir todas las trincheras que podamos en poco tiempo, estas defensas protegerán nuestro campamento mientras llegan las armas de asalto con las que atacar el fuerte rebelde, cuando todo esté listo Helena ha prometido unirse a nuestras tropas para atacar juntos al rey rebelde y sus tropas.

Parecía seguro que seriamos derrotados en Pert, sin embargo de alguna manera y a pesar de ser diezmados por los basilisk tormentus, salimos victoriosos.

Se destruyo el fuerte rebelde y fue erigido uno imperial en su lugar, Helena nos ha mostrado el camino de la victoria aunque ella es solo una mujer, inspira en los demás grandes acciones y muchos de los nobles cracios y cardelianos leales al imperio han unido sus espadas a la suya.

Helena ha jurado que no descansara hasta cortar la cabeza de Césare Altarás, la lucha continua pero hemos aprendido las tácticas de la guerra, le han llegado a los rebeldes el momento de temblar.



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